En algún punto de nuestras vidas, todos habremos enfrentado la muerte de alguna persona. Este es un acontecimiento universal e inevitable que forma parte del ciclo de la vida humana y que, a pesar de que lo entendemos como un evento lógico y natural, este aún produce tristeza, dolor, vacío, etc.

El duelo es el proceso que se deriva de la experiencia de perder a una persona, es el proceso adaptativo a la muerte. Aunque este proceso implique sufrimiento, shock, impotencia, confusión, aislamiento y otras respuestas que suelen ser de preocupación para algunos, estas simplemente forman parte de este proceso que permitirá al individuo adaptarse a la pérdida de un ser importante.

El duelo conlleva no solo respuestas emocionales, sino que también incluye manifestaciones cognitivas, físicas y conductuales. Comúnmente reconocemos el duelo por la presencia de tristeza, enojo, culpa, ansiedad y otras emociones. Sin embargo, esta experiencia está acompañada de preocupación, pensamientos recurrentes sobre la persona fallecida, falta de concentración, cansancio, inquietud, dolores de cabeza, debilidad muscular, cambio en el apetito, problemas del sueño, entre otros. Es natural que estas respuestas aparezcan durante este proceso y que persistan por algún tiempo.

 

El duelo es un proceso personal y variable

 

Cada persona responde a la muerte de diversas formas y a su vez, cada pérdida se vive de forma distinta. Resulta improbable que las respuestas ante la muerte de un amigo y la de un hermano sean las mismas. El duelo tiene relación con el tipo de vínculo que formamos con dichas personas; por esta razón, algunas muertes tienen mayor impacto que otras. El duelo también tiene que ver con el tipo de apego que desarrollamos en la infancia, la edad y etapa de desarrollo al momento de la pérdida, así como la personalidad. Otros aspectos como pérdidas anteriores, estresores concurrentes, naturaleza de la muerte y las expectativas sociales suelen tener una gran influencia en el proceso del duelo.

 

¿Es necesaria la psicoterapia?

 

La duración del duelo está establecida culturalmente. No existe un periodo de tiempo exacto que distinga entre un duelo normal y anormal para quienes atraviesan este proceso. Hay quienes viven el duelo de forma más breve o extensa que otros, desde un par de meses hasta años. De hecho, los aspectos que mejor definen quienes podrían beneficiarse de psicoterapia son el estado general de la persona, la permanencia e intensidad de las respuestas ya mencionadas y la capacidad de continuar con las actividades habituales.

La psicoterapia es de utilidad para los individuos que, a pesar del tiempo, aún manifiestan tristeza, soledad, problemas para conciliar el sueño, concentrarse, recordar, molestias físicas, etcétera, con la misma intensidad que se presentaron posterior a la pérdida. Así mismo, para aquellos que se les imposibilita seguir adelante y retomar el curso y ritmo que mantenían previo al suceso, teniendo la sensación de bloqueo e impotencia. La intervención psicológica es recomendable a grupos que se encuentran en mayor riesgo. Ejemplo de estos son adultos mayores que han perdido a sus esposas, sobrevivientes de eventos traumáticos, madres que han perdido a hijos y personas con desórdenes mentales.

 


La información de este artículo está basada en la siguiente bibliografía:

Winokuer, H. y Harris, D. (2012). Principles and Practice of Grief Counseling. Nueva York: Springer Publishing Company