La temporada de invierno ha comenzado en Guatemala y con ello, los días soleados y calurosos se convierten en días frescos. Las tardes grises son más comunes y la lluvia se presenta con más frecuencia. No solo el clima cambia, sino que muchos de nosotros también lo hacemos. Nuestra energía suele disminuir, la pereza nos envuelve, tendemos a procrastinar nuestras actividades, queremos dormir y comer más, y hasta llegamos a tener un estado de ánimo decaído.

Durante el verano, la exposición constante al sol produce un estado general de bienestar. El estar expuesto a la luz del sol por un tiempo adecuado de forma diaria proporciona diversos beneficios a nuestra salud. Por lo general las personas se sienten más felices y animadas en días soleados debido a la presencia de serotonina; el sol estimula la producción de este neurotransmisor, dando la sensación de positivismo, felicidad y tranquilidad.

Además de esta y otras funciones de este neurotransmisor, también ayuda en la regulación del sueño. La luz solar es captada por receptores ubicados en los ojos, los cuales envían señales al cerebro y elevan los niveles de serotonina para mantener a la persona despierta. Asimismo, la luz solar determina los niveles de producción de la hormona melatonina, encargada de inducir el sueño. Cuando se está expuesto a la luz, los niveles de serotonina se elevan y los de melatonina decrecen. Por ello, cuando el sol se oculta y hay ausencia de luz, los niveles de melatonina aumentan, haciendo posible la actividad del sueño.

 

Lo que ocurre durante el invierno

 

En invierno, la exposición a la luz solar disminuye, alterando los niveles de estas sustancias químicas. Gracias a la melatonina se suele tener una sensación de letargo en los días grises y lluviosos como forma de preparación para el sueño. Este estado de somnolencia hace difícil completar las tareas y actividades diarias ante la pereza y falta de energía. Es común que la persona ya no se sienta tan animada o positiva, y que llegue a experimentar un “bajón” en su estado de ánimo. Debido a que los niveles de serotonina se reducen, así también se reducen las respuestas de alegría y optimismo.

Claro está que no todos atraviesan los cambios de esta manera tan particular. Hay algunos casos en que la variación de temporadas climáticas supone más que solo un estado de ánimo decaído y deseos de dormir. Algunas personas pueden llegar a presentar síntomas de depresión durante un periodo específico del año, llevándolos a padecer un trastorno de depresión con un patrón estacional.

Si eres de los que suele atravesar por estos cambios emocionales y conductuales, es posible tomar medidas simples para mantener un balance en tu día a día.

 

Esto puedes hacer:

 

  1. Procura exponerte al sol por 20 minutos diarios. Asegúrate de hacerlo antes de las 10 a.m. o después de las 4 p.m. Deja que la luz esté en contacto con la piel.
  2. Trata de salir y tener actividades fuera de casa en los días completamente nublados.
  3. Conserva una rutina de ejercicio, de este modo producirás serotonina, endorfinas, entre otras sustancias para conseguir la sensación de bienestar.
  4. Incorpora a tu dieta alimentos sin procesar, con omega-3, vitamina D y triptófano.

 


La información de este artículo está basada en la siguiente bibliografía:

Bongiorno, P. (2012). How Come They’re Happy and I’m Not?: The Complete Natural Program for Healing Depression for Good. Estados Unidos: Conari Press
Brown, M. y Robinson, J. (2002). When Your Body Gets the Blues. The Clinically Proven Program for Women Who Feel Tired and Stressed and Eat Too Much. Estados Unidos: Rodale
Rossman, J. (2011). The Mind-Body Mood Solution: The Breakthrough Drug-Free Program for Lasting Relief from Depression. Estados Unidos: Rodale

Imágenes tomadas de:

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